domingo, 3 de octubre de 2010

Las Iglesias y su aporte a la construcción de una Sociedad Justa

En primer lugar agradezco a la Comisión Inter eclesial de Justicia y Paz la invitación a participar en este encuentro sobre fe-política. Agradezco el aporte que he recibido de todos y todas ustedes durante estos días. Las experiencias de las comunidades que participan en este encuentro me ayudan a iluminar la práctica eclesial en la que he venido participando hace más o menos 25 años. Esta práctica eclesial se da en una experiencia concreta que es la Iglesia a la cual pertenezco de la cual he sido pastor durante 15 años. Esta es una Iglesia protestante, en algunos sectores más conocida como Iglesias evangélicas las cuales venimos de la tradición protestante o como se conoce la reforma protestante del siglo XVI.

La Iglesia presbiteriana que surge en esta reforma, tiene su origen en Juan Calvino, por esto también se nos llaman Iglesias Calvinistas. A Calvino en la historia se le reconoce por sus reformas al gobierno de la iglesia. Por ejemplo, mientras Lutero, que fue otro reformador mantuvo la estructura jerárquica de obispos. Calvino cambió el gobierno de la Iglesia. El propuso un gobierno a partir de los presbíteros que es una palabra que significa anciano. Calvino estableció que la iglesia debe ser gobernada por cuerpos donde no hay unas personas superiores a otras. Desde esa tradición las iglesias presbiterianos hemos desarrollando nuestro gobierno por medio de cuerpos colegiados elegidos por líderes de las comunidades donde participan presbíteros, algunos son presbíteros pastores y otros presbíteros que no son pastores pero que juntos gobiernan la Iglesia.

Además Calvino en su experiencia en Ginebra introdujo que la Iglesia tenía que participar de la búsqueda del bien de toda la sociedad. Por esta razón los diáconos organizaron hospitales para tener un sistema de salud pública, establecieron la educación gratuita para los niños, Calvino organizó la Universidad de Ginebra y estableció formas de regular la economía. Por esta razón quienes asumimos esta tradición de la Iglesia nos sentimos llamados a participar y contribuir en el bienestar de toda la sociedad. Pero Calvino tiene la acusación de ser uno de los que aportó al surgimiento del capitalismo y contribuyo en una ética individualista.

Otro aspecto que marca la perspectiva de la que voy a compartir es que la iglesia presbiteriana fue la primera Iglesia no católica que llegó a Colombia hace más de150 años invitada por los liberales para introducir una educación liberal en nuestro país. En ese tiempo el país era controlado por los conservadores y la Iglesia Católica que mantenía una educación conservadora. Así, la Iglesia Presbiteriana llega a Colombia con una propuesta política para toda la sociedad a través de la educación. Una educación basada en los principios liberales que se estaba desarrollando en Europa y Estados Unidos en este tiempo. Por eso la Iglesia Presbiteriana es una comunidad religiosa que tiene colegios y es más conocida por la educación que por sus iglesias.

Otra experiencia que ha marcado mi fe y trabajo pastoral es mi participación en el mundo ecuménico. En este encuentro además de aprender de las comunidades me alegra volverme a encontrar con personas que trabajamos en todo lo que fue el movimiento de las Comunidades Eclesiales de Base y el movimiento de Cristianos por la Vida, que fue un momento muy fuerte hasta los años inicios de los años 90s. Recuerden que en este tiempo fue la caída del socialismo real. Creo que esto hizo que nos dispersamos y cada uno empezó a buscar alternativas, a reconstruir nuestras esperanzas, utopías y la fe en nuevos procesos sociales. Después nos hemos encontrando muchos de esos cristianos que estábamos en las Comunidades Eclesiales de Base en el movimiento de los derechos humanos y en otros espacios como este.

Con esta perspectiva les comparto que la influencia de la teología de la liberación y del movimiento de las comunidades eclesiales de base me han permitido hacer una conexión entre la tradición de una teología reformada con la teología Latinoamericana y con una pastoral liberadora. Este ejercicio y experiencia que hemos vivido no ha sido solo a nivel intelectual sino también práctico y pastoral, procurando que la Iglesia Presbiteriana y el movimiento ecuménico se comprometa de manera clara con la defensa de los derechos humanos, la búsqueda de la paz y en el apoyo a las comunidades desplazadas y en resistencia como lo viven ustedes.

Desde esta experiencia, esta perspectiva teológica y lo que he aprendido en este proceso lo primero que quiero introducir en relación a como las iglesias podemos aportar a la construcción de sociedades justas es que necesitamos tener un entendimiento claro y coherente, entre lo que es ser institución y ser fiel al mensaje de Jesús. Estos es mantener el mensaje original del evangelio con pertinencia a nuestro tiempo sin que la institución nos limite o nos ponga solo en función de ella.

En la Iglesia Presbiteriana soy pastor pero además he tenido la oportunidad de estar en cargos administrativos en la Iglesia nacional y he vivido esa tensión. En estas condiciones nuestras iglesias luchan entre ser Institución, protegerse a ellas mismas, no correr peligros, mantener ciertos privilegios que nos da el ser líderes de ellas. En esta tensión hay líderes que optan por mantener esos privilegios y no correr riesgos. Otros luchan por vivir el evangelio más fiel a Jesús, esto es correr riesgos, asumir actitudes que nos ponen en contradicción con la sociedad y en especial con quienes controlan el poder y con la misma iglesia institución, especialmente con los sectores o personas que se dedican a cuidar la forma cómoda en que viven en la iglesia.

Esta relación entre ser institución y ser iglesia fiel a Jesús es fundamental en nuestro compromiso de aportar en la construcción de una sociedad justa. Cuando nuestra iglesia es una institución al servicio de ella misma tenemos la tentación de romper con ella pero también debemos tener en cuenta que hay caminos de mantenernos en la institución para que ella sepa que dentro de la Iglesia hay personas que cuestionan esta forma se entender la iglesia y se abran espacios para que el evangelio se mantenga como buenas nuevas de justicia y paz. En ese sentido asumo una posición bíblica y teológica que dice que la Iglesia no es para si misma, como dice Leonardo Boff. La Iglesia es para el mundo y para el proyecto de Dios en el mundo. Como lideres tenemos que entender que es en nuestra historia donde Dios desarrolla su proyecto de vida abundante, dirigido especialmente a los más desprotegidos. Si asumimos esa posición creo que podemos contribuir en los siguientes aspectos para aportar en la construcción de una sociedad justa.

En primer lugar como Iglesias tenemos que aportar en la organización y permanencia de comunidades inclusivas de fé que resisten a lo que se opone al proyecto de Dios y aportan a una alternativa de nueva sociedad. Aquí es necesario resaltar que la comunidad debe reconocer las diferentes diversidades que hay en nuestra sociedad y ser inclusivas con todas. Así, es bueno resaltar. Primero: lo que significa ser una comunidad inclusiva, un ejemplo de inclusividad lo hemos vividos estos días: cristianos de diferentes iglesias, personas que dicen no tener una práctica religiosa pero que tienen esperanzas, comunidades indígenas y afros juntas compartiendo y animándonos en nuestras luchas. El otro aspecto a tener en cuenta es la resistencia a un sistema de muerte que debe estar presente en la vida de las comunidades y la construcción de alternativas. De esto hemos visto mucho ejemplos en este encuentro que necesitamos mantener y fortalecer.

Un segundo punto es que debemos construir una ética que construya comunidad y unos liderazgos que vivan esta ética teniendo como modelo la vida de Jesús. Nuestra sociedad ha separado la ética de la política y hoy nos damos cuenta que no son suficientes los discursos y las leyes. Tenemos que construir acuerdos éticos, incluso que estén por encima de la ley que produce muerte como dice la palabra de Dios. La ética que acordemos debe proteger la vida humana y de la naturaleza, tener coherencia con lo que vivimos y guiar nuestro compromiso en todas las áreas de nuestra vida. Eso es lo que el evangelio y Pablo interpretaron como la gracia de Dios que está por encima de la ley y nos hace libres para participar de la construcción de la esperanza cristiana en la historia.

Otro punto es ayudar para que las comunidades locales establezcan redes con otras comunidades nacionales y a nivel global con experiencias que trabajan en los mismos objetivos que nosotros. Las iglesias tenemos la posibilidad de establecer relaciones a nivel local, nacional e internacional. Hoy con la ayuda de la tecnología y los medios de comunicación podemos potenciar estas relaciones y estas redes. Tenemos que participar en alianzas y hacer pactos o hermanamientos con quienes están trabajando en la búsqueda de la justicia, en la defensa de los derechos humanos y en incidir por la creación de políticas que garantizan la plena vigencia de los derechos humanos y del cuidado de la naturaleza.

Estos aspectos nos hacen reconocer de manera humilde que como iglesia somos un sector de la sociedad que puede contribuir con experiencias de búsqueda de justicia, que hay una gran diversidad de expresiones de fe y sociales que hoy están contribuyendo al mismo objetivo de aportar en la construcción de sociedades más justas para que podamos vivir en paz entre los seres humanos y con la naturaleza.

Milton Mejía
Presentación realizada el 10 de abril de2010
Encuentro Fe-Política

1 comentario:

rainierjaely dijo...

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