jueves, 27 de mayo de 2010

Mi Voto a la Presidencia es por el Polo Democratico Alernativo

Como ciudadano y persona de fe que anhela y busca que nuestro país supere los problemas de pobreza y violencia que venimos sufriendo la mayoría de los colombianos no puedo dejar de opinar sobre las elecciones a la presidencia en nuestro país. Por esta razón tengo que compartir desde mi perspectiva cuál de los candidatos nos ofrece mejores propuestas y esperanzas que habrá cambios reales que recuperen la dignidad de los sectores más pobres, fortalezca la justicia y ampliemos la democracia; parar que de esta forma podamos tener la esperanza de paz en un futuro cercano.

En esta perspectiva necesitamos elegir un presidente que introduzca las posibilidades un cambio real en la forma como en los últimos años se han implementados las políticas sociales, económicas y de paz. Los últimos gobiernos y en especial el que termina ha puesto todo su interés en poner al país al servicio de los grupos económicos nacionales e internacionales. Para lograr esto ha negociado tratados de libre comercio que empobrecen más a los trabajadores y a lo que llaman la clase media. También estos gobiernos han gastado inmensas cantidades de dinero en la guerra y cada vez es más evidente que la intervención de ejércitos extranjeros es lo que nos vendrá ya que no se pude seguir gastando tanto dinero en un ejército como el colombiano con tantos problemas de violación de los derechos humanos y del DIH.

Analizando los programas de los candidatos desde esta perspectiva el que mejores propuestas nos ofrece es Gustavo Petro, Candidato del Polo Democrático Alternativo (PDA). Tanto Petro como el PDA han dado muestras que nuestro país no seguirá en el camino de aprobar tratados de libre comercio que nos sigan empobreciendo, que no protegen los recursos naturales, ni a la mayoría de los colombianos trabajadores y a quienes tienen pequeños negocios. El programa de Petro es el más social, el que mejores propuestas tiene para proteger los recursos naturales. De ganar la presidencia sus propuestas nos ayudaran a desarrollar una cultura de derechos y de participación política que romperá con programas asistenciales y de favores que impiden que nuestra democracia se desarrolle de manera más amplia.

A diferencia de Petro los otros candidatos no cuestionan el modelo económico neoliberal que se ha impuesto en nuestro país. Todos proponen seguir con una política guerrerista y lo social lo manejan como asistencia o como un problema en el que todos tenemos que aportar para resolverlo sin considerar que todos no creamos los problemas que estamos vivimos. Los dos candidatos que encabezan las encuestas han demostrado que son fieles aplicadores de los principios neo liberales. De ganar alguno de los dos seguimos seguiremos con las políticas económicas y sociales que se viene desarrollando. A esto se suma que uno de ellos ha dado muestras que puede recurrir a todo para ganar la presidencia y el otro afirma hoy una cosa y al otro día se retracta de lo dicho para no seguir perdiendo votos y bajando en las encuestas. Los medios que les dan nombres bonitos a los horrores que vivimos llaman a esto que es el candidato que tiene más sinceridad.

Ante esta realidad y después de analizar los programas de los y la candidita, al revisar su historia cuando han estado en cargos públicos o de elección veo que el mejor candidato es Gustavo Petro. Por esta razón votare por él para la presidencia de Colombia el domingo 30 de mayo.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Permanecer Unidos a Jesús. San Juan 14:22-29

Este texto del evangelio de Juan está ubicado en el gran discurso de despedida de Jesús. Jesús está dialogando con sus discípulos e insiste en algunas cosas fundamentales que deben prevalecer siempre entre los discípulos y él para permanecer unidos así como él se ha mantenido unido con su padre.

Un aspecto fundamental es el amor. Judas Tadeo ha hecho una pregunta a Jesús: “¿por qué vas a mostrarte a nosotros y no a la gente del mundo”? Obviamente, Jesús, su mensaje, su proyecto de esperanza, son para el mundo; pero no olvidemos que para Juan la categoría “mundo” es todo aquello que se opone al deseo o querer de Dios y, por tanto, rechaza abiertamente a Dios; así, el sentido que da Juan a la manifestación de Jesús es una experiencia exclusiva de un reducido número de personas que se aman y deben ir adquiriendo una formación tal que lleguen a asimilar a su Maestro y su propuesta, pero con el fin de ser luz para el “mundo”; y el primer medio que garantiza la continuidad de la persona y de la obra de Jesús encarnado en una comunidad al servicio del mundo, es el amor. Amor a Jesús y amarse unos a otros en la comunidad es la forma como se hace realidad la presencia de Dios en el mundo.

En segundo lugar, Jesús sabe que no podrá estar por mucho tiempo acompañando a sus discípulos; pero también sabe que hay otra forma no necesariamente física de estar con ellos. Por eso los prepara para que aprendan a experimentarlo no ya como una realidad fisica, sino en otra dimensión en la cual podrán contar con la fuerza, la luz, el consuelo y la guía necesaria para mantenerse firmes y afrontar el diario caminar en fidelidad a Dios. Les promete pues, el Espíritu Santo, la fuerza y motor de la vida y de su propio proyecto, para que acompañe a los discípulos y a la comunidad donde ellos hacen realidad el proyecto de Dios.

Finalmente, Jesús entrega a sus discípulos el don de la paz: “mi paz les dejo, les doy mi paz” (v. 27); testamento fundamental que los discípulos habrán de buscar y cultivar como una realidad que permite hacer presente en el mundo la voluntad de Dios manifestada en Jesús. Es que en la Sagrada Escritura y en el proyecto de vida cristiana la paz no se reduce a una mera ausencia de armas y de violencia; la paz involucra a todas las dimensiones de la vida humana y se convierte en un compromiso permanente de quienes son seguidores de Jesús para que haya justicia entre los seres humanos y hacia la creación.

La forma como Jesús se hace presente entre sus discípulos y como Jesús desea que nosotros nos comprometamos con su proyecto se puede ilustrar con la siguiente historia:

Había una vez un muñeco de sal. Después de peregrinar por tierras áridas llegó a descubrir el mar que nunca antes había visto y por eso no conseguía comprenderlo. El muñeco de sal le preguntó al mar: « ¿Tú quien eres?» Y el mar le respondió: «Soy el mar». El muñeco de sal volvió preguntar: « ¿Pero qué es el mar?» Y el mar contesto: «Soy yo». «No entiendo», dijo el muñeco de sal, «pero me gustaría mucho entenderte. ¿Qué puedo hacer?» El mar simplemente le dijo: «Tócame». Entonces el muñeco de sal, tímidamente, tocó el mar con la punta de los dedos del pie y notó que aquello empezaba a ser comprensible, pero luego se dio cuenta de que habían desaparecido las puntas de los pies. «¡Uy, mar, mira lo que me hiciste!» Y el mar le respondió: «Tú me diste algo de ti y yo te di comprensión. Tienes que darte todo para comprenderme todo». Y el muñeco de sal comenzó a entrar lentamente mar adentro, despacio y solemne, como quien va a hacer la cosa más importante de su vida. A medida que iba entrando, iba también diluyéndose y comprendiendo cada vez más al mar. El muñeco de sal seguía preguntando: «Qué es el mar?». Hasta que una ola lo cubrió por entero. En el último momento, antes de diluirse en el mar, todavía pudo decir: «Soy yo».

La relación que Jesús les propone a sus discípulos por medio del amor, la promesa del Espíritu Santo y la paz es como la de este muñeco de sal con el mar. Solo amando, viviendo la presencia del espíritu y en el trabajo permanente por la paz podemos ser uno o una con Jesús, así como Jesús fue uno con su padre.

Predicación en la Iglesia Presbiteriana de Cartagena
Primer domingo de mayo de 2010.