domingo, 30 de enero de 2011

Transversalidad y misión de la iglesia

Durante esta semana que termina participe en una reunión donde se realizó una reflexión sobre lo que es la tranversalidad en la organización y el desarrollo de la misión de la iglesia. Sobre los aportes que se realizaron en esta reunión me parecen importantes los siguientes aspectos:

En primer lugar la tranversalidad busca ser como un hilo que une las formas de organización donde no hay relación entre los diferentes programas, proyectos y comisiones de trabajo. En este modelo cada comité hace su trabajo y cada cierto tiempo se reúnen para compartir que hacen pero solo se quedan en esto sin lograr articular o conectar lo que hacen cada uno en torno a un eje u objetivo común. La transversalidad busca superar la desagregación en formas de trabajo donde generalmente se cae en activismos que producen cansancio y la pérdida de recursos que estos generan.

Aplicar la transversalidad no es fácil ya que busca crear una forma de organización y trabajo que articulen sistemas-cuerpos donde hay partes diferentes con funciones especificas cada una actuando para lograr un objetivo acordado entre todas las partes. La transversalidad busca ser como un hilo que empiece a unir o a tejer lo que hemos mantenido separado. A diferencia del ejerció de tejer que lo hace una persona, la transversalidad requiere una acción colectiva de dialogo y puesta de acuerdo en entendimientos, estrategias y acciones comunes.

Otro aspecto que me pareció importante en la aplicación de la transversalidad es el concepto de completud que necesitamos aplicar. Según los griegos una persona es torpe cuando piensa que está completo, esto es que sabe todo. Para hacer posible una organización y un trabajo que intente usar la transversalidad se necesita entender que somos completos cuando nos damos cuenta que necesitamos de otra persona. La transversalidad de esta manera nos conecta entre personas y nos hace cuerpo o sea que nos ayuda a fortalecernos como iglesia.

La transversalidad también nos obliga a revisar y a redefinir lo que entendemos por lo común. Tradicionalmente entendemos común como la reunión de los iguales. Pero entre los iguales no se necesita la transversalidad ya que ellos están unidos en su forma de pensar y actuar y ésta tiene como objetivo articular lo desagregado por ser diferente. Por esto necesitamos entender que la transversalidad se puede aplicar en la comunidad de las diferentes formas de pensar y actuar. De esta manera lo común no es lo igual sino las diferencias que necesitan articularse y conectarse por ejes transversales que permitan constituirnos como cuerpos.

La pregunta es ¿Qué debe ser lo transversal en la misión de la iglesia? Podríamos decir que como iglesias tenemos creencias y ritos que nos conectan como cuerpo. Por ejemplo la iglesia como Cuerpo de Cristo es una enseñanza bíblica que nos une para actuar en el mundo. En otras palabras podríamos decir que Cristo y el Espíritu Santo que él nos dio es lo que nos conecta como cuerpo. De acuerdo con esto no necesitaríamos de más transversalidad que la presencia del Espíritu de Dios entre nosotros pero necesitamos ser conscientes que hemos sido influenciados por formas de pensar y actuar desagregadoras que nos convierten en estancos separados sin ninguna articulación.

Esta realidad hace que nos cueste trabajo desarrollar formas organizativas y planes de trabajo que nos conecten como cuerpo. El desafío entonces es reconstruir la misión de la iglesia como Cuerpo de Cristo en el mundo, esto es ser una comunidad inclusiva de diferentes formas de pensar y actuar que define los ejes que la construyen como presencia de Dios en el mundo, donde nos necesitamos para ser completos en Cristo.

Milton Mejía

domingo, 9 de enero de 2011

Hacia una Diaconía para Otro Mundo Posible

En primer lugar deseo agradecer la invitación a participar y aportar en esta Consulta sobre diaconía profética que incluye varios encuentros de reflexión sobre el significado de la diaconía y un mapeo de la forma como las iglesias están desarrollando proyectos de servicio social en sus contextos en diferentes lugares del mundo.

Gracias al profesor Herman Noordegraaf por su presentación. En ella destaco algunas ideas centrales de los cuales deseo partir en mi exposición. Esta la enfocare desde la realidad colombiana y de América Latina. Estas ideas del profesor son: La diaconía debe ser una tarea esencial de la iglesia y debe tener una expresión clara en su estructura. Y la diaconía tiene que ser contextual con una preocupación por la justicia y la dignidad humana, con especial atención por los pobres o la pobreza.

Estoy plenamente de acuerdo con esta forma de entender la diaconía. En Colombia y en varios lugares de América Latina hemos tratado de aplicar este entendimiento de la diaconía pero nos encontramos con algunas preocupaciones como las siguientes: La crisis económica que hemos vivido, la cual se ha incrementado en los últimos años con la crisis global del modelo económico ha puesto intereses técnicos e institucionales de las iglesias y de los organismos ecuménico en el centro de la diaconía. En otras palabras las iglesias y los organismos ecuménicos venimos realizando muchos programas sociales con los pobres pero la pobreza no se reduce. Ante esta realidad estamos preocupados por aplicar instrumentos técnicos que nos garanticen que los recursos económicos son efectivos para reducir la pobreza. Esto está convirtiendo la diaconía en una actividad de personas o instituciones especializadas que no permiten que toda la iglesia participe de ella.

Nuestra preocupación es si los instrumentos institucionalizados para hacer la diaconía efectiva ayudaran a fortalecer esta como tarea de toda la iglesia y ayudaran en el trabajo por la dignidad humana que está en el centro del evangelio. Estamos de acuerdo que las iglesias y los organismos ecuménicos deben tener programas estructurados de diaconía que busquen reducir de manera efectiva la pobreza y la protección de la dignidad humana. Pero junto con esto debemos recuperar y agregar aspectos de la diaconía que están presentes en las enseñanzas de Jesús que para nosotros son importantes y ayudaran en los procesos sociales y políticos alternativos que vivimos en América Latina y en otros lugares del mundo.

Uno de estos aspectos lo analiza Rodolfo Gaede Neto de Brasil en su libro la Diaconía de Jesús en el Evangelio de Marcos 10:43-45. En este texto Bíblico, Marcos presenta a Jesús enseñando sobre el camino de la cruz mientras que los discípulos están preocupados por posiciones de poder y de gloria. Jesús les habla que será entregado y ellos hablan de la administración del poder en un nuevo régimen.

En este contexto es que Jesús llama a los doce para que se acerquen a él y les enseña sobre la diaconía de la siguiente manera:

“Saben que entre los paganas los que son tenido por gobernantes dominan a las naciones como si fueran sus dueños y los poderosos imponen su autoridad. Pero entre vosotros no es así; por el contrario, quien quiera ser grande entre vosotros, será vuestro diákonos y quien quiera ser el primero entre vosotros, será doúlos (esclavo) de todos. Pues el propio Hijo del hombre no vino para ser diaconado (diakoneténai), sino para diaconar (diakonésai) y dar su vida para salvar a muchos” (Marcos 10: 42-45).

Jesús enfatiza que quien desee ser grande o el primero, quien desee ser el líder de la comunidad debe ser el diákonos y doúlos, o en otras palabras debe ser siervos de todos. De esta forma, Jesús propone una diaconía que no está soportada en la forma de pensar de los discípulos. Esta lógica no era exclusiva de los discípulos de Jesús. Con esta lógica funcionaba la sociedad de Jesús y creo que es la misma lógica con la cual funcionan nuestras sociedades. En nuestra sociedad muchos líderes afirman que se puede servir de manera más efectiva cuando se tienen instituciones fuertes con muchos recursos. En nuestras instituciones e iglesias muchos programas de servicio no se realizan ya que no contamos con relaciones y recursos para realizarlos. Hoy además estamos aplicando la lógica que necesitamos medir la efectividad para garantizar que lo que hacemos no será una pérdida de dinero.

Desde esta perspectiva es importante ver el paradigma de liderazgo y de diaconía que propone Jesús en Marcos 9:35. Este es el de un niño o un servidor (diákonos); ambos eran, en la antigüedad, los eschátoi (los últimos) en la pirámide social. O sea eran personas sin una institución que los respaldara, sin recursos y sin poder alguno en la sociedad pero ellos eran quienes servían a todos.

El paradigma de liderazgo y de diaconía presentado por Jesús en respuesta a la petición de dos de sus discípulos es ser el diákonos y el doúlos (Marcos 10:43). Esto es servir como lo hacen los niños y los esclavos. Esta propuesta incluye otra lógica y desde un lugar diferente a la diaconía que hacemos. La diaconía que Jesús propone no es solo ayudar a unas personas que tienen carencias o son excluidas de la sociedad. Jesús propone una diaconía que cambie las relaciones que generan la pobreza y las diferentes formas de violencia que sufrimos los seres humanos y toda su creación. Creo que no es proponer modelos románticos e idealistas. En Colombia y en muchos lugares de América Latina hemos sido testigos de formas de solidaridad y de servicio entre las comunidades pobres y que son víctimas de la violencia que nos ayudan a decir que Jesús tiene razón en su propuesta.

Lo que Marcos está proponiendo en este texto como diaconía es en realidad, un nuevo modelo de relaciones sociales y de convivencia comunitaria. En otras palabras necesitamos romper las lógicas de poder en la diaconía a las comunidades como si ellas solo recibieran de nuestros generosos aportes y ellas no tienen nada que aportar.

De acuerdo con esto podemos proponer que la diaconía no es solamente ayudar a los pobres o a los excluidos de la sociedad a salir de la pobreza o de su exclusión. La propuesta de Jesús es servir como ellos sirven. Jesús mismo asume el lugar de ellos y sirve como ellos lo hacen hasta dar la vida. Jesús asume otro lugar, desde una lógica diferente a la de su sociedad para proponer y dar ejemplo de una diaconía que implica otra forma de ser como humanos y como sociedad.

Esta perspectiva de Jesús, unida a las propuestas del profesor Herman, junto con la declaración de un Seminario sobre Diaconía, Derechos Humanos y Desarrollo Integral que realizamos en Colombia nos ayudan a pensar en la necesidad de entender la diaconía como misericordia que atiende la pobreza y las crisis humanitarias que vivimos, las cuales son generadas por la violencia y la destrucción del medio ambiente; lo profético como voz y acción de Dios por medio de las iglesias y los cristianos ante la injusticia, la incidencia como acción política y publica para aportar en hacer posible una sociedad justa donde se respeten los derechos humanos y se cuide la creación de Dios, y lo ético para guiarnos en la esperanza o utopía que otro mundo es posible donde podamos vivir en paz entre los seres humanos y con la naturaleza.

Creo que es importante integrar estos cuatro elementos en la diaconía que están en la enseñanza bíblica y podemos expresar de la siguiente manera: la misericordia que guía nuestras acciones humanitarias, pero hoy día lo humanitario no es suficiente ya que los mismo que generan las crisis humanitarias después dan recursos para disminuir esta; por esta razón necesitamos lo profético como una acción para devalar y denunciar lo que genera la pobreza y la destrucción de la creación de Dios, pero junto con la denuncia necesitamos generar la incidencia como testimonio público para exigir el respeto de la dignidad humana y la implementación de manera integral los derechos humanos. Estos elementos deben incluir como centro la esperanza como principio que alimenta otro mundo posible. En otras palabras la diaconía debe tener como su centro la esperanza de un cielo nuevo y una tierra nueva que anuncian la biblia o como decimos hoy en muchos lugares “otro mundo posible”.

Barranquilla, Colombia, Diciembre de 2010.