Texto
bíblico. Isaías 7:1-25
Por.
Milton Mejía, profesor de teología de la Universidad Reformada y coordinador
del Programas FEES del CLAI.
El
Pretexto. Introducción
La crisis
económica que viven los países del norte, que tradicionalmente han disfrutado
los beneficios del modelo económico, que se ha impuesto a nivel global en los
últimos siglos, está produciendo una reorganización de los poderes de este
mundo. En esta lucha por el control económico global hay tensiones, que se ven
reflejadas en la disputa sobre qué país o grupos económicos logran tener más
poder militar y en cómo hacen acuerdos entre algunos de ellos para mantener sus
privilegios.
Algunos
países que se hacen llamar de economías emergentes entran en esta disputa con
la lógica de unirse a los más poderosos para de acumular poder económico y
militar que les permita dominar a otros. La pregunta es ¿Si con esta forma de
pensar se solucionaran los problemas de violencia, pobreza y exclusión que han
vivido la mayoría de los pueblos, lo cual se agrava hoy con la crisis ambiental
y ecológica que afecta con más rigor a la humanidad? En la siguiente reflexión bíblica
busco responder a esta pregunta en el contexto de adviento y navidad que
estamos viviendo.
El Texto.
Desarrollo
Isaías 7
se ubica en un contexto de guerras. Al inicio de este capítulo Damasco y
Samaría quieren obligar al rey de Judá a aliarse con ellos para atacar unidos a
Asiria. El profeta Isaías no está de acuerdo en que Judá se involucre en esta
guerra pero el rey decide pedir ayuda a los asirios ya que los ve con más poder
militar. El costo de esta ayuda es que Judá es sometida a una dura dominación y
vasallaje y años después se produce la destrucción de Samaria, su pueblo hermano
(Schokel).
Al final
del capítulo 7 en los versículos 18 al 26 se mantiene la guerra con nuevos
actores. Aquí ya no son los mismos de los primeros versículos sino que han
entrado en ella Egipto y el reino del sur (Judá). En este contexto de guerra se
nota la forma de pensar y actuar entre los reyes que gobiernan y el profeta Isaías.
En los reyes se impone el cálculo de estar al lado de quien tiene más poder
político y militar para estar con mejor protección. Por su parte el profeta
anuncia que es mejor confiar en la protección de Dios y no participar de la
guerra. Los reyes que gobiernan se prefieren confiar en el poder militar y se
involucran en una guerra que produce su destrucción y la de sus pueblos
hermanos.
Ante esta
situación el profeta introduce un símbolo que rompe con la forma de pensar y de
actuar de los poderosos. Anuncia que nacerá un niño que tendrá por nombre
Emanuel, que significa Dios con nosotros (7:14). ¿Qué significaba para el
profeta y para nosotros como iglesias hoy que, en un contexto de lucha de
poderes económico y militar, la esperanza se anuncie con el nacimiento de un
bebe que significa la presencia de Dios con nosotros?
Para el
profeta significó que Dios ofrece y mantiene la protección de su pueblo, pero
no está de acuerdo con la lógica y la forma de pensar de poner la confianza en
el poder y las alianzas entre los poderosos para mantener el control político,
militar y económico del mundo. El texto deja ver que esta forma de actuar donde
se impone la lógica del poder trae destrucción de los mismos poderosos y de los
pueblos que gobiernan. En esta situación Dios mantiene su promesa de protección
y la esperanza de un nuevo día (7:23-25) al pueblo que no tiene poder por medio
de un bebe recién nacido que significa Dios con nosotros.
El
Contexto. Actualización
De la
relectura de este texto a partir de la vida de Jesús surge la navidad que
celebramos las iglesias en los últimos siglos. Mateo 1:23 da testimonio de la
realización del anuncio del profeta cuando dice que María está embaraza, y “dará
a luz un hijo que se llamara Emanuel –que significa: Dios con nosotros”. Los
evangelios anuncian que Jesús es ese niño que nace para hacer realidad la
esperanza de un nuevo día donde los seres humanos en nuestras relaciones no son
guiamos por la lógica del poder para tener control sobre otros sino que
nuestras relaciones están guiadas por el servicio, la solidaridad, la compasión
y el amor.
Tradicionalmente
hemos interpretados que la esperanza del profeta y su realización en la vida de
Jesús es para las relaciones entre personas. Hoy tenemos el desafío de anunciar
que esta esperanza se da también e incluye las relaciones políticas y
económicas del mundo global en que vivimos. En esta perspectiva como iglesias
necesitamos empezar a anunciar que la esperanza de un nuevo día no saldrá desde
la lógica y la forma de actuar de los poderosos que gobiernan el mundo. Estos
para mantener sus privilegios lo que hacen es incrementar la pobreza, producen
guerras y continúan destruyendo la creación de Dios.
Las
iglesias en este tiempo de adviento y navidad necesitamos anunciar que Dios
sigue llegando a nosotros a través de un niño, lo cual significa que Dios está
con nosotros en todas aquellas expresiones comunitarias y sociales que están
construyendo un nuevo día desde las relaciones solidarias, la defensa de la
dignidad humana, la protección de la creación, el amor, la compasión y la
reconciliación sin el uso y el abuso del poder.
El
anuncio y el trabajo para que este tipo de relaciones sean aplicadas en la vida
personal, comunitaria y en la reorganización de los organismos políticos y
económicos a nivel global es la forma como las iglesias podemos mantener
vigente el anuncio de la navidad, esto es de la presencia de Dios con nosotros.
Barranquilla, diciembre de 2012.