Esta afirmación de las iglesias reformadas en Accra, muestra la realidad del modelo económico actual que intenta tener cautivos a todos los seres humanos y se disputa el lugar de ser el dios que tiene la soberanía sobre la vida prometiendo salvación para que le seamos fieles y lo adoremos. Muchos cristianos han caído bajo la dominación del dios de este mundo y aplican sus políticas económicas pensando que sirven al Dios verdadero. Esto produce prácticas de idolatría sin que nos demos cuenta. Para los protestantes y evangélicos el tema de la idolatría está relacionado con adorar imágenes y en esto aparentemente no tenemos ningún problema ya que hemos sacado todas las imágenes de nuestros templos. Pero Calvino nos alerta que la idolatría también incluye adorar o servir a ideas o como dice la confesión de Accra a ideologías que se convierten en guías de nuestra vida a las cuales somos fieles y adoramos creyendo que son dadas por Dios.
En esta perspectiva estas ideas o ideología economicista que intentan ocupar el lugar de Dios como no están representadas en imágenes, creemos que no estamos siendo idolatras pero cuando analizamos nuestra sociedad estas ideas se enseñan, se predican y se aplican en todas las esferas de nuestra sociedad. Hay muchos ejemplos pero por el tema de hoy, solo compartiré una, pero ustedes pueden pensar en otros y verán que los encontraran. Cuando hablamos de mayordomía generalmente pensamos en la búsqueda de dinero para los programas de evangelización, de educación y sociales de la iglesia. Esta forma de pensar donde se necesita dinero para poder cumplir con nuestra misión nos pone en función solo del dinero. Reconocer que necesitamos dinero para los programas de la iglesia no es malo. El problemas está cuando el dinero se convierte en el centro de lo que define lo que la iglesias hace. De esta forma quienes tienen o manejan el dinero se convierten en las personas más importantes de nuestra sociedad e iglesias a las cuales tenemos incluir en los cuerpos que toman decisiones y seguir sus orientaciones ya que son quienes saben como buscar y administrar los recursos económicos. A partir de esta realidad muchas iglesias y organizaciones cristianas no ven necesidad de pastores, educadores o evangelizadores sino administradores que sepan conseguir recursos o hacer buenos negocios.
Una reflexión de esta realidad a partir del
texto bíblico de Hechos 3 nos hace ver que el evangelio se comenzó a anunciar
en un contexto donde se vivía una situación similar a la de nuestro tiempo
donde se imponían criterios economicistas para definir incluso quien podía
ingresar al templo a orar y adorar a Dios. En este texto Pedro y Juan iban al
templo para la oración pero se encuentran que a la entrada de este había una
paralitico que era puesto allí todos los días para pedir limosnas. Entre los
judíos ir al templo significaba que, además de ir a orar y adorar a Dios
también debían llevar las ofrendas, que mas que ofrendan eran como un impuesto
que garantizaban la buena relación con Dios. Para los judíos sin dar ofrendas
no se podía tener buena relación con Dios. El paralitico en esta perspectiva
representa a las personas sin recursos económicos que no pueden ni siquiera
entrar al templo a orar por su salud ya que no tienen nada que ofrendar sino
que necesitan de una limosna que solo le alcanza para sobrevivir sin la
esperanza que Dios los puede sanar.
El evangelio que enseño y vivió Jesús permite
a Pedro y Juan romper con esta idea economicista del templo y mostrar que Dios
actúa en nuestro mundo a partir de otros criterios donde el centro es la salud
y la vida plena que Dios desea para todos los seres humanos. A partir de este
texto y del tema de esta reflexión sobre la relación entre mayordomía y misión
de la iglesia resalto los siguientes criterios:
La misión de la iglesia no se hace con oro y plata. El paralitico pide una limosna, Pedro lo miró
fijamente, le dice míranos. El paralitico espera recibir algo, pero Pedro le
dice: “No tengo plata ni oro…” Podemos ver que Pedro rompe con la idea
tradicional común cuando alguien nos pide. Muchas veces ni si quiera miramos a
quien nos pide una limosna y Pedro no solo lo mira sino que además pide que el
paralitico lo mire a él. De esta forma Pedro entra en una relación diferente
con el paralitico. Pedro es claro cuando dice que esta relación no estará
mediada por el dinero ya que no tiene oro ni plata. Como Pedro la iglesia tiene
que tener claro que la relación con las personas a quienes las va anunciar el
evangelio no esta mediada o definida por el tener, pedir o dar dinero.
Al hacer misión la iglesia da de lo que tiene. Pedro es claro en que dará de lo que tiene y le
dice al paralitico: “En el nombre de Jesucristo levántate y camina”.[1] Y lo toma de la mano derecha y lo levantó. De
inmediato al paralitico se le robustecieron los pies y los tobillos, se levantó
de un salto, comenzó a caminar y entro con ellos a templo saltando y alabando a
Dios. De esta forma Pedro afirma que lo único que tiene para dar es seguir
haciendo lo que hizo Jesús. Aquí podríamos decir que Jesús solo se dedico a
sanar a los enfermos pero podemos caer en el peligro de poner en el centro a
los grandes predicadores y sanadores que convierten el anuncio del evangelio en
un negocio muy lucrativo y caemos nuevamente en una lógica economicista. En
esta perspectiva podemos afirmar que si la iglesia da de lo que tiene, esto es
seguir ejemplo de Jesús su misión no dependerá de la cantidad de recursos
económicos que tenga sino de la capacidad que tenemos como cristianos para
seguir imitando la vida de Jesús. En esta perspectiva:
La misión de la iglesia consiste en ayudar a
levantar al paralitico para que camine por si solo y se integre la sociedad. De acuerdo con esto, Pedro no solo está sanando a
una persona, está además, siguiendo el ejemplo de Jesús que cuestionó al templo
como lugar donde se imponía una lógica economista que excluía y marginaba a
muchas personas que no tenían recursos económicos, así, Pedro y Juan no se guían
por la lógica de templo sino que establecen una relación diferente con el
paralitico que permite que este pueda entrar al templo caminando por si mismo
para adorar a Dios. De esta forma se rompe con la idea economicista del templo
y el paralitico se integra a la vida de su sociedad.Para concluir en la perspectiva de nuestro tema de reflexión sobre la relación entre mayordomía y misión de la iglesia y a partir del texto bíblico que hemos estudiado tenemos que invitar a la iglesia a no seguir pensando la mayordomía en términos de búsqueda de recursos económicos. En nuestro mundo tener recursos económicos no siempre garantiza que haremos más y mejor las cosas. La lógica económica que se impone en el mundo lo que muestra es que quienes tienen dinero producen exclusión, no les interesa las relaciones, la participación social ni el trabajo de la gente ya que solo les interesa mantener e incrementar las ganancias. También conocemos iglesias que tienen garantizado su presupuesto para los próximos años pero a pesar que tienen dinero no logran tener una presencia significativa en su comunidad.
El texto bíblico nos enseña que la mejor
mayordomía que podemos practicar los cristianos es dar de lo que tenemos, pero
como no tenemos oro ni plata solo tenemos que estar revisando si tenemos a
Jesucristo como modelo de nuestras vidas. Si Jesús no es el modelo que tenemos
para vivir no podremos dar nada ni como iglesia ni como cristianos. La
invitación a ustedes es a que revisen que están dando. Están intentando dar oro
y plata o como Pedro están haciendo lo que hizo Jesús. Si están dando lo que
Pedro dio al paralitico pueden estar seguros que esta iglesia se fortalecerá con
una grana presencia y será testimonio del amor de Dios en nuestra ciudad.
El espíritu de Dios nos guie en esta
revisión y compromiso de romper con los criterios economicistas que producen idolatría
en nuestro tiempo y podamos dar como lo hizo Pedro y Juan.
Milton Mejía
Sermón predicado en la Cuarta Iglesia
Presbiteriana de Barranquilla el 26 de febrero de 2012.
[1]
Las citas textuales fueron tomadas de la Biblia de Nuestro Pueblo. Ediciones Mensajero.
Bilbao, España, 2006.
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