viernes, 23 de enero de 2009

REFLEXION SEMINARIO EN COLOMBIA

SEMINARIO DE ESTUDIO EN COLOMBIA
Tuve la muy buena experiencia de participar en el curso-seminario que McCormick organiza para proveer una inmersión internacional y cross-cultural a sus estudiantes. En esta ocasión el seminario se realizo en Colombia entre los días 3 al 14 de enero de 2009 y tuvo como objetivos aprender acerca de la historia, cultura y realidad de violencia con énfasis en la situación de las comunidades afro colombianas y también aprender sobre el compromiso social de las iglesias protestantes y su involucramiento en el trabajo por los derechos humanos, la justicia y el desarrollo de proyectos sociales.

En el seminario participamos 12 personas entre estudiantes, personas invitadas y profesores. Fue un grupo variado donde había hombres, mujeres, anglos, afros de Estados Unidos e Hispanos-latinos del Caribe. Creo que la selección de este grupo tan variado fue muy buena y se hizo de manera intencional por los organizadores para permitir los objetivos del seminario y de McCormick en su proceso educativo.

Deseo compartir algunos aspectos que desde mi perspectiva fueron importantes y nos permitieron crecer en el proceso de formación y educación teológica y pastoral que estamos desarrollando en McCormick.

Un primer elemento del seminario fue la misma experiencia de convivencia y relación inter-cultural entre los participantes del viaje. Mi experiencia es que en McCormick hay personas de muchas culturas y países pero generalmente solo nos encontramos en las clases, en las liturgias semanales y tenemos muy poca relación y oportunidad de compartir la vida y situaciones como las que vivimos durante estos 12 días del seminario.

Otro elemento importante fue la variedad de formas y personas de las cuales recibimos educación y aprendimos. En este sentido deseo resaltar los aportes de personas que estaban muy bien preparadas académicamente como los profesores de la Universidad Reformada y de las personas que solo se han preparados en la lucha por la vida y la sobrevivencia como los líderes de los desplazados, las mujeres los jóvenes y niños que compartieron con nosotros las formas como están organizados y trabajando en su comunidad. Todos ellos nos mostraron la realidad colombiana llena de dolor por la pobreza y violencia que están viviendo, sus esperanzas y el trabajo social y eclesial que realizan para intentar superar las fuerzas nacionales e internacionales que participan en la guerra interna de Colombia.

Creo que la ausencia desde el inicio del viaje del profesor Ogbu Kalu nos marco y la noticia posterior de su partida a otra vida nos hizo valorar aun más la propuesta que tanto Luis como Ogbu tenían al organizar este seminario a Colombia. Creo que ellos, tanto Luis como Ogbu tienen claro que una educación y formación teológica no se puede limitar al aula de clase, tiene que incluir algún tipo de convivencia comunitaria e inter-cultural y el estar en contacto con personas que nos eduquen desde una perspectiva académica y desde la perspectiva de personas que son excluidas y están luchando por su dignidad y la sobre vivencia diaria.

Personalmente creo que viví una experiencia adicional que quizás los demás no pudieron apreciar. Esta experiencia fue la de regresar a mi país y a mi iglesia como un estudiantes para aprender de colegas y de líderes desplazados con los cuales habíamos trabajado y compartido en muchas ocasiones. En realidad disfrute mucho como estudiante aprendiendo aspectos nuevos de ellos después de estar dos años y medio fuera del país y de la iglesia. Creo que esto ayuda a entender mejor que siempre aprendemos cosas nuevas así sea sobre realidades que ya creemos conocer.

De este semanario quedan símbolos en nuestra vida y en las instituciones de educación teológica que lo hicieron posible que necesitamos seguir cultivando. Entre estos símbolos están los elementos que nos hicieron crecer a nivel personal y como grupo al compartir la historia de cómo los esclavos africanos que llegaron a Colombia conquistaron su libertad y mantienen su cultura en un pequeño pueblo llamado Palenque. En este pequeño pueblo aun se ve la pobreza y la exclusión que sufren los afros colombianos cual por momentos me hace pensar que ellos están condenados a vivir de esta manera como un castigo por el hecho de haber luchado y ser el primer pueblo donde personas que eran esclavas podían ser libres.

Otros símbolos fueron el baile y la amistad que construimos que nos hizo ser libres para que nuestros cuerpos danzaran y se juntaran entre nosotros y con miembros de la iglesia presbiteriana de Colombia al ritmo de la cumbia, la salsa, el merengue y el vallenato que nos ayudo a conocer y compartir la cultura alegre, festiva y llena de esperanza del Caribe Colombiano.

Un símbolo especial fue el compartir el dolor y el llanto al conocer la noticia de la partida del profesor Ogbu. Este hecho marco nuestras vidas ya que nos esforzamos por vivir lo que Ogbu deseaba con este seminario y así como sembramos una palmera es su memoria en la Universidad Reformada, que esperamos crezca muy alto, así nosotros pedimos a Dios que nos permita crecer en la propuesta que Ogbu tenía sobre lo que debe ser una educación teológica cross-cultural.

Milton Mejía

1 comentario:

Diana Rocio dijo...

El curso desaarrollado en Colombia puede ser considerada como experiencia crucial,para quienes somos amigos de las palabras claves de la didàctica conceptual socràtica.Son aquellas experiencias que de alguna manera marcan la vida .Tuve la oportunidad de participar en muchos momentos del curso y como psicòloga considero que no solo se viviò la experiencia de lo multicultural sino pudo resaltarse que los seres humanos podemos compartir y entendernos realmente, no sòlo con la palabra sino con nuestra lectura gestual y que en los sentimientos extremos de alegrìa y dolor nos encontramos. Gracias a todo el grupo por la apertura hacia el mundo del sentimiento.Diana Amaya