martes, 16 de septiembre de 2008

A 10 años de la hermandad entre los Presbiterios de la Costa y Miami

A 10 años de la hermandad entre los Presbiterios de la Costa y Miami

APRENDIZAJES Y DESAFIOS DESDE LA INVITACION DE DALLAS[1]

La invitación de Dallas a expandir el compañerismo/hermandad (Partership) en la Misión de Dios aprobada por la 218th Asamblea General de la PC (USA) realizada en San José, nos ayuda a valorar y proponer desafíos de la experiencia que hemos vivido entre presbiterios, agencias de la asamblea general, lideres de la PC (USA) y la IPC en los últimos 15 años.

Esta experiencia se refiere a las relaciones que se han construido entre los Presbiterios Miami, Winnebago, Tres Ríos, el Programa de Acompañamiento donde están involucradas Misiones Globales, el Programa de Hacedores de Paz y PPF, las Comunidades en Solidaridad con Latino América (CSLA) donde participan el Presbiterio de Chicago y CRLN en Estados Unidos. En Colombia han participado los Presbiterios de la Costa, Uraba, Central, la Universidad Reformada, organizaciones ecuménicas, de desplazados y de derechos humanos con los cuales la IPC tiene relaciones de cooperación.

Al realizar una reflexión sobre esta experiencia es importante que intentemos encontrar los aprendizajes y desafíos para continuar fortaleciendo las nuevas relaciones de misión que se han venido construyendo entre la PC (USA) con iglesia hermanas en el mundo las cuales se están visionando como nuevos modelos de colaboración en la misión en la invitación de Dallas a expandir el compañerismo en la misión de Dios.

De acuerdo con el objetivo de esta reflexión creo que es importante resaltar que la invitación de Dallas empieza reconociendo que el mundo ha cambiado y uno de estos cambios es que la mayoría de los cristianos del mundo están hoy en Latino América, África y Asia.

Creo que uno de los aprendizajes que hemos logrado es darnos cuenta que este cambio no es solo ser mayoría cristiana en Latino América, África y Asia. Hoy en estas regiones del mundo se está renovando o podríamos decir también está sucediendo lo que nosotros llamamos el proceso permanente de reforma de la iglesia o “Iglesia reformada siempre reformándose”.

En estas regiones han surgido nuevas formas de ser iglesias, de leer la Biblia, de hacer teología, de celebrar la liturgia y formas de relacionarnos con el mundo con fuertes raíces en la tradición cristiana, en sus culturas y en un compromiso para hacer posible un mundo más justo. Muchos cristianos de países como Estados Unidos que han vivido experiencias como la de Colombia han expresado que sus vidas han sido cambiadas y hoy están tratando de fortalecer su compromiso de fe en los Estados Unidos desde una nueva perspectiva.

Creo que esta realidad es la base para que la invitación de Dallas afirme: “nosotros necesitamos escuchar y aprender a recibir. Nosotros debemos también estar abiertos a nuevos modelos de colaboración. Esos nuevos moldeos incluyen nueva cooperación y compañerismo/hermandad dentro de la PC (USA)”.

Aprender a escuchar, a recibir y estar abiertos a nuevos modelos de colaboración en la misión es fundamental y para que esto sea posible debemos ponernos en manos del Espíritu de Dios para que nos guie en este proceso que requiere paciencia, fe, esperanza y reconocernos como parte del cuerpo de Cristo en el mundo que tiene el compromiso ser señal de la presencia de Dios principalmente entre quienes sufren pobreza, violencia y no pueden disfrutar de las bendiciones de Dios.

Afirmar esto es uno de los aprendizajes que hemos tenido en el proceso de participar e intentar aportar en el desarrollo de las relaciones entre la IPC y la PC (USA) donde además podemos resaltar:

Podemos afirmar que el actual proceso se inicio hace mas de 10 años cuando un grupo de líderes del Presbiterio Miami animados por Misión Global de la PC (USA) decidió vencer el miedo de viajar a Colombia e inicio relaciones y una hermandad con el Presbiterio de la Costa de la IPC.

Esta hermandad se constituyo sobre la base del compartir la forma como los dos presbiterios realizaban la misión en sus respectivos contextos, aprender y ayudarse mutuamente en una diversidad de relaciones que incluían entre otros los siguientes aspectos:

a). hermandades entre iglesias locales lo cual permitió que congregaciones se pusieran de acuerdo para orar unidos en determinados tiempos, celebrar juntas y compartir la proclamación de la palabra en el culto dominical a través de internet, visitas de intercambio de los miembros de las iglesias y apoyo a personas con necesidades.

b) apoyarse mutuamente en ministerios para que estos incluyeran una perspectiva de búsqueda de justicia lo cual permitió que el Presbiterio de la Costa apoyara el Presbiterio Miami en cómo desarrollar un ministerio con inmigrantes y el Presbiterio Miami promoviera la primera declaración de la Asamblea de la PC (USA) sobre la situación de violencia en Colombia y dedicara personas para unirse al acompañamiento que el Presbiterio de la Costa hacia a comunidades desplazadas.

c) el compartir de jóvenes que se dio por medio de grupos del Presbiterio Miami que viajaron a Colombia a convivir con jóvenes del Presbiterio de la Costa y jóvenes del Presbiterio de la Costa que venían a participar en el campamento de Kirmont durante el verano lo que permitió la formación y el construir relaciones que hoy creemos van mas allá que la misma hermandad.

d) el Presbiterio de la Costa aprendió y puso en práctica aspectos de la forma como estaba organizado el Presbiterio Miami y el Presbiterio Miami aprendió de los procesos de participación que vivió en el Presbiterio de la Costa para fermentar el involucramiento de los miembros de las iglesias en los programas del presbiterio desde una perspectiva de la vocación y el compromiso de fe.

La hermandad entre el Presbiterio Miami y el de la Costa y cumple durante el 2008 su decimo aniversario y ambos presbiterios están planeando extenderla de manera formal por más tiempo pero más que una acuerdo formal ambos presbiterios pueden afirmar lo que dice la declaración de Dallas:

“Nosotros reconocemos y afirmamos el incremento de la oportunidad de misión intercultural en nuestra creciente sociedad pluralista y multicultural, y recibimos la comunidad mundial de cerca y lejos como compañeros y compañeras en misión y los regalos de Dios para nosotros. Nosotros buscamos una mayor integración entre la misión local y global”.

Hoy estos regalos de Dios se han extendido otros presbiterios, iglesias locales y agencias de la PC (USA), a todos los presbiterios de la IPC y a muchas comunidades desplazadas en Colombia. Quienes hemos participado en visitas a congregaciones y comunidades en Colombia y Estados Unidos, en el programa de acompañamiento, en hacer incidencia por la víctimas de la violencia hemos recibido estos regalos y vivido la experiencia que es posible construir colaboración en la misión global como compañeros/compañeras sintiéndonos parte de iglesias locales que articuladas en redes de misión podemos ser señal de esperanza para quienes sufren pobreza y violencia.

Para que estos regalos abunden y los compartamos con otras personas tenemos el desafío de afirmar estas experiencias como semillas de nuevos modelos de colaboración en la misión. Y para que estas semillas germinen y se transforme en un gran árbol necesitamos fortalecer el intercambio de miembros de nuestras iglesias en espacios de trabajo eclesiales y comunitario donde aprendamos unos de otros y demos testimonio conjunto de servicio a quienes sufren pobreza y violencia. Estos intercambios deben tener como soporte la experiencia que hemos realizado y fijarles propósitos que nos permitan sistematizar el perfil de los nuevos modelos de colaboración en la misión que está surgiendo de estos procesos.

Milton Mejía
Pastor Iglesia Presbiteriana de Colombia
Estudiante de Maestría en McCormick
Chicago. 09.15.08

[1] Una invitación a expandir el compañerismo en la misión de Dios. Escrita en la consulta realizada en Dallas y aprobada por la 218th Asamblea de la PC USA. La versión en ingles se puede encontrar en: http://www.pcusa.org/calltomission/pdf/invitation.pdf

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por la reflexion, y creo que uno de los desafios es que las iglesias, presbiterios y organizaciones puedan conocer y estudiar el documento surgido en La Consulta de Dallas, que junto a esta reflexion permita seguir analizando este proceso de hermanad como una nueva forma de hacer mision.